jueves, noviembre 03, 2005

las maderas


"El Alerce, de talla faraónica debajo de cuyo tronco me gustó detenerme por el puro goce de un toldo que me cobija a mí, con toda mi familia de fantasmas; el Alerce de que yo quisiera hecho, mejor que de carne, mi corazón. Porque no sabe pudrirse, lo mismo que la buena cantera; y porque no cría plebe de piojo ni sucia grosura de larvas, tiene aroma que la sangre del corazón no sabe poseer, porque recién cortado sabe secarse, lo que mi corazón rebanado de mí, no sabe; porque es rojizo, con insinuación y con intención de carne y se lo prefiere, sobre otros, para lindas artesanías y él ha de gozarse, en el enternecimiento senil, las puerilidades preciosa que en él logran: el trompo de niño... tanto como la barca ballenera y los toneles en que alimenta generosamente el vino" . (Gabriela Mistral)